domingo, 28 de septiembre de 2008

MUJER Y PUBLICIDAD

Nos encontramos sumergidos en un nuevo modo de creación de subjetividades donde no sólo se producen bienes, sino culturas de sujetos idóneos para la producción y consumo de mercancías. Precisamente el establecimiento de la sociedad de consumo y las transformaciones sociales que ha traído consigo el nuevo siglo, han generado la necesidad de atraer, incitar y encerrar a los individuos en realidades convertidas en objeto de deseo y satisfacción personal, realidades materialistas por las cuales desafortunadamente el género femenino ha sido inevitablemente estigmatizado.

Por esta razón, se han inventado fórmulas específicas de “éxito comercial” dentro de las cuales se encuentra la publicidad, una estrategia comunicativa que va más allá de la exposición u ofrecimiento público de un producto con el objetivo de lograr un efecto lucrativo mediante este proceso. Ésta es la definición más cercana que una persona normal asocia con el mundo publicitario. Sin embargo, resulta realmente increíble el trasfondo del concepto, en cuanto a su capacidad persuasiva y el poder indirecto que ésta ejerce sobre la audiencia receptora de los mensajes que a través de ella se emiten.



En este sentido, es evidente que el marketing (a través de la publicidad) se ha enfocado no tanto en crear o constituir la imagen de la mujer, sino en reforzar y transformar los estereotipos y los roles en los cuales ha estado encasillada por circunstancias históricas. Sin embargo, es importante resaltar que el afán capitalista que caracteriza la sociedad actual, y por ende, la forma en que el marketing proyecta sus estrategias, ha traído graves consecuencias si consideramos que los individuos a los cuales se dirige generalmente la publicidad eróticamente mas agresiva son los jóvenes, un público muy susceptible al cambio, las imposiciones, la flexibilidad y la dominación.


Si profundizamos en la intención erótica de los mensajes de productos como la ropa interior, es indiscutible la forma como se proyectan y se resaltan determinados atributos femeninos. Un ejemplo muy ilustrativo lo encontré hace poco en la promoción de unos productos de Victoria´s Secret, donde se muestra una mujer sexual, atrevida y algo indiferente hacia aspectos de recatamiento y pudor, quien a demás da la sensación de atraer al sexo opuesto únicamente por su belleza y apariencia física. Era de esperarse que con la colaboración de este tipo de campañas, en el imaginario colectivo se entienda que las curvas son inversamente proporcionales a la cantidad de materia gris que hay en el cerebro femenino. Nos “deleitamos” entonces con una nueva creación publicitaria, algo así como la concepción de una nueva heroína (de las de ahora), que podría llamarse la mujer “cosmo” (cualquier parecido con la producción editorial es solo coincidencia).



En términos generales, esta situación ha generado específicamente en el público joven femenino no sólo la maleabilidad en sus formas de comportamiento, sino la necesidad de auto identificación con los ideales a los que están expuestas en su papel de receptoras, lo cual inevitablemente ha producido desórdenes emocionales y psicológicos como consecuencia del deseo frustrado de imitación, que no se ve reflejado en sus vidas. No hace falta ir más allá de las enfermedades más comunes en la actualidad como la anorexia o la bulimia, para ejemplificar el efecto que estas estrategias han logrado en la vida de las adolescentes.



Es indiscutible que el cambio de la mujer en la historia ha generado de igual forma una iniciativa en la publicidad por mostrar otras dimensiones como el trabajo, la educación e infinidad de habilidades que caracterizan a la mujer y la hacen potencialmente diferente al hombre, pero también es cierto que con todo el tiempo y todas las evoluciones sociales que ha superado, hoy en día se conserva así sea de manera subliminal o indirecta, una forma muy sexual de proyectar a la mujer.

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